Cannes (Francia), 22 may (EFE).- "Me las ingenié para ser actor porque no quería trabajar. Prefería vivir", afirmó hoy en Cannes Gérard Depardieu, que se mostró natural y directo, como suele, aunque más comedido que en otras ocasiones y sin querer meterse en polémicas políticas.
Depardieu presentó hoy junto a Isabelle Huppert el filme "Valley of Love", de Guillaume Nicloux, en la competición oficial de Cannes, una película que supone el reencuentro de las dos estrellas francesas 35 años después del filme "Loulou" de Maurice Pialat.
El actor se hizo el dueño de la rueda de prensa, en la que reconoció abiertamente que lo mejor de su trabajo es que le permite disfrutar de la vida.
"Además si en el rodaje hay un bar, nos alimentan y nos cuidan", es todo perfecto, dijo Depardieu, que aunque aseguró que "no hay que subestimar" el oficio de un actor, sí permite "trabajar menos y vivir más".
"Es vulgar pero es la verdad", afirmó el actor, de 66 años, con más de 200 trabajos a sus espaldas en más de 45 años de carrera.
Un trabajo que es el del personaje que interpreta en "Valley of Love", un actor que se reencuentra con su exesposa años después de la separación y por deseo del hijo de ambos, que así lo dejó escrito antes de suicidarse.
Una película que se desarrolla en el estadounidense Valle de la Muerte (California), un lugar que es "el elemento desencadenante de la historia", según explicó el director.
Y si desde el primer momento contó con Huppert para el personaje femenino, su primera opción para el masculino era Ryan O'Neal, pero finalmente se decantó por Depardieu, que aporta al personaje una voluminosa ternura que contrasta con la frialdad de la mujer.
"Leí el guion y me quedé maravillado del pequeño toque fantástico y de todo lo que podía transmitir (...), la forma de recuperar un vació de 30 años" en la relación entre dos personas, explicó Depardieu.
Además este proyecto le permitía reencontrarse a su vez con Huppert. "Estar cuatro semanas juntos, me encantó", dijo el actor, que aseguró que detrás de las cámaras se dieron el abrazo que sus personajes no se dan en la película.
En realidad, explicó Huppert sobre sus personajes, "era como si se encontraran por primera vez, vuelven a pasar por todas las etapas de una nueva relación".
Una historia en la que los actores utilizan sus nombres reales, en la que también se encuentran tras años de separación, en la que Depardieu interpreta a un actor y en la que ha perdido a un hijo, como le pasó en la vida real con su hijo Guillaume, fallecido a los 37 años.
"Me podía imaginar muy bien la situación, pero no hay que buscar en uno mismo" para interpretar un papel, señaló el actor, para quien no fue una historia especialmente dolorosa.
Depardieu habló de la muerte de su hijo con la misma naturalidad con la que aseguró tener "tendencias banales" y no "el gusto de un cinéfilo" en lo que se refiere a las películas que le gusta ver.
"Veo sobre todo las series, adoro las series. Y me encantan actores como Bruce Willis, que al principio no me gustaba nada, pero todos sus filmes, llenos de efectos especiales y con unos personajes que no te crees nada, me encantan", aseguró divertido, aunque también disfruta del buen cine de Roberto Rossellini, Marco Ferreri o Carlos Saura.
Y preguntado repetidamente sobre su opinión sobre Rusia -en 2013 le concedieron la ciudadanía rusa tras abandonar Francia e instalarse en Bélgica- y Ucrania, Depardieu reconoció que le gusta mucho Vladimir Putin pero que no tiene una visión pública de lo que ocurre en esos países.
"Adoro Ucrania y sé que si Crimea fuera estadounidense, la situación sería diferente", dijo antes de resaltar que viajó mucho a ese país cuando era presidente Viktor Yushchenko, del que destacó que "nunca quiso el poder".
Pero consideró "muy difícil de juzgar" la situación de Ucrania, al igual que la de Rusia.
"No tengo la pretensión ni de conocer ni de ser el portavoz de nadie. No me gustan las guerras, los conflictos ni las muertes que provocan, pero tampoco los conflictos de los que nadie habla y que en un momento u otro van a explotar", afirmó.