Cuatro años después de presentar la melancólica Oslo, 31 de agosto (Oslo, 31. august), el director noruego examina de nuevo la profundidad del alma de sus protagonistas en Louder Than Bombs, su tercer largometraje.
En la obra de Joachim Trier, los personajes, ya sean principales o secundarios, simples pasajeros de la narración o responsables de su coherencia, siempre han servido para demostrar la voluntad del director. En 2011, el joven director ya había maravillado a los observadores del 7º arte a través de una óptica romanesca estilo Nouvelle Vague de Anders: un antiguo drogadicto en plena crisis existencial, que no logra reunir los fragmentos despedazados de su pasado.
Con su electrizante belleza, Reprise (2006) ponía de manifiesto la aguda capacidad de Joachim Trier para indagar en la sicología de sus personajes y revelarlos íntegramente con una puesta en escena a flor de piel, que impregna de poesía sus emociones. Para el director noruego, es fundamental conservar la estructura temporal de sus largometrajes y filmar en tiempo real, sin artificios con un estilo similar al de documental. «No me gusta que el impacto visual de una película deje de lado a los personajes y los reduzca simplemente a ser conceptos», comenta.
Nació en una familia de cineastas y obtuvo su diploma en la National Film School de Londres. En Louder Than Bombs, protagonizada por Jesse Eisenberg, Isabelle Huppert y Gabriel Byrne, destaca su preocupación por la narrativa. En Louder Than Bombs, coescrita con Eskil Vogt, su guionista habitual, y filmada en Nueva York, se entrelazan las opiniones de los miembros de la familia de una fotógrafa de guerra fallecida ante la aparición repentina de un secreto de su pasado. «Quería hacer una película con personajes de varias generaciones, que se reflejaran entre sí y tuvieras dificultad para comunicar», comenta Joachim Trier.