viernes, mayo 11

La elegancia de "El último traje" revisa con humor el drama del Holocausto



Austin (EEUU), may (EFE).- La película "El último traje", recientemente estrenada en Estados Unidos y presente en el festival de Cine Las Américas de Austin (Texas), narra una delicada historia sobre el Holocausto que, a través de la comedia, permite ahondar en el horror y revisar sus consecuencias.

"La risa es un medio para relajarse y profundizar en lo dramático, el relato actual me da permiso para ello, puesto que lo que le ocurrió al protagonista en el pasado, de donde proviene el verdadero horror, es eso, pasado, y la comedia nos permite avanzar", explicó su director, Pablo Solarz, en una entrevista a Efe.

En el filme, el actor argentino Miguel Ángel Solá interpreta a Abraham, un sastre judío de 88 años que emprende un largo viaje desde Buenos Aires a su natal Polonia en busca del hombre que lo salvó de una muerte segura, tras escapar de un campo de concentración, en los últimos días del nazismo.

Solá, de 67 años, comparece en pantalla caracterizado como una persona 20 años mayor y es su mirada la que transmite al espectador "la personalidad tan cerrada y algo agresiva" de un hombre que vivió una situación tan dramática y ansía cumplir con su promesa antes de morir.

En este sentido, el director cree que fue "un lujo impresionante" contar con su compatriota en el reparto, cuyo trabajo de caracterización física y vocal, más allá del maquillaje, es un hecho "por el que ya merece la pena acudir al cine".

Esta producción coral, rodada en cuatro países (Argentina, España, Francia y Polonia) con un equipo de 60 personas conllevó una logística compleja, que sin embargo, para Pablo Solarz es la clave fundamental del éxito del largometraje.

"Es increíble que esta maravillosa complejidad se traduzca en poder conmover a diferentes personas de diferentes países, el objetivo de cualquier dramaturgia, y ante eso qué puedo decir, no puede haber una satisfacción mayor para alguien que se dedica a esto", valoró.

El artista también quiso destacar su participación en el Festival de Cine Internacional Las Américas (CLAIFF), que se celebra del 2 al 6 de mayo en la capital de Texas.

En su opinión, estos espacios ayudan a la sociedad a "mantener vivos" los encuentros entre culturas, "más allá de los gobiernos de turno" que no están a favor de la igualdad y la inclusión.

"Muchas veces nos volvemos oscuros y pensamos que hay sombras en el mundo, pero también la humanidad está repleta de gente que no pierde la oportunidad de ayudar a los demás, y siento que a veces no nos preocupamos de contar esto", matizó.

Una cuestión cuyo espejo en la película son las mujeres, interpretadas por Ángela Molina, Julia Beerhold y Olga Boladz, que acompañan al protagonista en momentos puntuales del metraje para conseguir que Abraham alcance su leal propósito.

El porqué de la elección de personajes femeninos para este objetivo, Solarz reconoció que fue "algo más inconsciente", y que quizás tenga que ver con su relación personal con las mujeres a lo largo de su vida.

Y es que la película está llena de elementos biográficos: su abuelo era judío de origen polaco, nacido en el pueblo de Lodz, sastre de oficio y en su casa hablar de Polonia estaba considerado como "malas palabras".

El primer recuerdo del autor sobre el Holocausto nace a los 5 o 6 años de edad, en una cena familiar, en la que tras una pregunta a su abuelo, éste le dirige una mirada inquisitiva y permanece en silencio, mientras el resto de adultos de la mesa le explicaba que esa palabra no se podía decir en aquella casa.

"Si bien él nunca volvió a Polonia porque odiaba a su país natal, fue una motivación para mí, necesitaba revisar el odio, como tercera generación, no podía abonarme a este odio, no podía ser que un pueblo entero sea antisemita o cruel", comentó Solarz.

Así pues, "El último traje" transforma con sutileza una controvertida historia que entre el llanto y la risa pretende "poner las cosas en su verdadero sitio" y evitar que la sociedad repita de nuevo aquél horror. Cultura