Venecia (Italia), 5 sep (EFE).- El italiano Roan Johnson provocó hoy muchas risas en Venecia con su comedia "Piuma", una historia tan divertida como insustancial sobre una pareja adolescente que se enfrenta a una maternidad no buscada y que está en la competición oficial de Venecia.
Con un eficaz grupo de actores -Luigi Fedele, Blu Yoshimi, Michela Cescon, Sergio Pierattin, Francesco Colella, Francesca Turrini o la argentina Clara Alonso-, el realizador pone en pie una historia con la que ha tratado de resucitar el espíritu de la clásica comedia italiana.
"Es un caso raro que la comedia esté en competición en Venecia", reconoció en rueda de prensa Johnson, que recordó la pasada tradición de comedias italianas "envidiadas en todo el mundo".
"Piuma", señaló, es una "revisitación" de ese estilo desde el punto de vista de hoy.
"Queríamos contarnos a nosotros mismos y nuestros miedos", agregó de una película bien recibida en la Mostra pero que se queda un poco en la simplicidad de los diálogos y los equívocos.
Cuenta cómo Ferro (Fedele) y Cate (Yoshimi) afrontan una maternidad que supone una conmoción más para sus padres que para ellos mismos.
Se trata, explicó el realizador, de "la asunción de la responsabilidad" que en este caso es la llegada de un hijo, pero que podría ser cualquier otra cosa.
Contrapone el pesimismo de los padres, preocupados por el futuro y el trabajo de la pareja, con "el optimismo de la inconsciencia y de los sueños" de Ferro.
Una película que se basa en el juego actoral y en unos diálogos que en algunos momentos son excesivamente locales en sus bromas y referencias pero que funciona bien como comedia sin pretensiones.
Rodada con largos planos secuencia, el objetivo del director era filmarla como cualquier otra película y no como una comedia, huyendo tanto en el contenido como en la forma de los clichés y estereotipos de las comedias románticas.
Lo más difícil para Johnson fue encontrar a los actores que interpretaran a Ferro y Cate, para lo que necesito más de 1.200 audiciones.
Aunque al principio el realizador tuvo miedo de que los dos jóvenes, de apenas 18 años, y los actores que interpretan a sus amigos, no tuvieran la suficiente responsabilidad, se dio cuenta de su error en cuanto empezó el rodaje.
"Nos encontramos frente a unos jóvenes inteligentes y maduros. Tanto que me hizo pensar que yo era mucho más tonto que ellos cuando tenía su edad", señaló riendo Johnson.