- El cineasta británico Peter Greenaway hizo un vibrante homenaje al ruso Serguéi Eisenstein, recreando su estancia de 13 meses en México cuando filmó su película “Viva México”, que nunca editó.
- Peter Greenaway y sus protagonistas, Elmer Bäck, en el papel de Eisenstein y Luis Alberti, que interpreta a Palomino Cañedo.
La cinta juega con imágenes de cactus y magueyes en un paisaje desértico cuando Eisenstein (interpretado por el actor finlandés Elmer Bäck) llega a México en diciembre de 1930. Tres vehículos llegan a Guanajuato con el pionero del montaje ruso y su equipo de filmación. Son recibidos por Diego Rivera, (a quien el cineasta conoció en Moscú en 1927), Frida Kahlo, y quien será su guía y su amante, Palomino Cañedo (Luis Alberti). Eisenstein, a la sazón de 33 años, ya era un aclamado cineasta famoso por tres películas rodadas en la Unión Soviética: “La Huelga” (1924), “El acorazado Potemkin” (1925) y “Octubre: diez días que cambiaron el mundo” (1928). El México post revolucionario interesaba a Einsenstein. “Ustedes hicieron una exitosa revolución cinco años antes que nosotros”, le dice a su guía mexicano.
“Llegué acompañado por moscas, deben ser espías soviéticos”, exclama el extravagante artista de melena revuelta. México marcó un antes y un después en la vida del maestro del montaje, por ser ahí, entre cactus y calaveras, en donde descubrió su homosexualidad. “Eros y tánatos, el sexo y la muerte, dos cuestiones innegociables”, dice a quien se ha convertido en su amante, el mexicano Palomino Cañedo. Esa también es la convicción de Peter Greenaway (Gales, 1942). “Mi tesis es que esos extraordinarios meses que pasó Eisenstein en México supusieron un cambio, que se vio reflejado en los ocho o diez años sin éxito cuando volvió a Moscú”, dijo el realizador de “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (1989). El británico aseguró que la homosexualidd de Eisenstein está documentada en sus archivos y cartas personales.
El explícito tratamiento que hace Greenaway de la homosexualidad de Eisenstein con seguridad no gustará a los actuales líderes rusos. Tampoco sus declaraciones. “La implicación rusa en esta película es de cero, lo característico de ese país es la desinformación. Rusia nunca ha hecho una buena película sobre Eisenstein”, subrayó Greenaway ante periodistas.
Aclamada en la Berlinale
La cinta, una coproducción de Holanda, México y Finlandia de 105 minutos de duración, tuvo su estreno mundial y fue aclamada tras su exhibición a la prensa y a la crítica especializada. Aspira a ganar los Osos de Oro y de Plata, los máximos galardones de la Berlinale.
Peter Greenaway dijo sentirse maravillado ante la brillante filmografía de Eisenstein a mediados de la década de los 20, cuando el cineasta de origen judío apenas tendría unos 25 años. “Lo he estudiado toda mi vida, así que pensé que era hora de celebrar a este hombre, el padre de la cinematografía mundial”, dijo. “Hizo una gran aportación al cine, si consideramos que éste existe desde 1985 y en la década de los 30 estaba desarrollando su lenguaje”.
Se ve a un Eisenstein disfrutando su desnudez y hablando por teléfono con su esposa, la cineasta Pera Atasheva, mientras está sentado bajo la ducha. En otra escena pone una calavera sobre el auricular. "La muerte debe estar siempre lista para recibir una llamada", dice el personaje en la cinta. “Su experiencia en México lo hizo más empático con las condiciones de la vida humana, lo hizo más humano”, explicó Greenaway.
Enviado por Stalin a Hollywood para aprender a hacer películas habladas, Eisenstein conoció ahí a quienes se convertirían en sus mecenas en México, el escritor Upton Sinclar y su esposa, que se pusieron furiosos cuando se le acabó el dinero después de pasar meses rodando kilómetros de película. Sinclair nunca lo dejó editarla.
La venganza de Moctezuma
Eisenstein viste un eterno traje de dos piezas de lino blanco, el único que lleva consigo, y padece la venganza de Moctezuma. Se le ve vomitar, con diarrea, una experiencia sensorial y física manifiesta a lo largo de la cinta. La pantalla se convierte a menudo en un tríptico, con una cámara que juega con tomas circulares de gran velocidad que dan a la cinta un toque experimental.
Greenaway defendió su uso de técnicas nuevas señalando que están ahí para usarlas. “El lenguaje del cine es extraordinario y deberíamos usarlo todo. No creo que el cine tenga que ver con una imagen fija. El cine apenas está comenzando, así que usemos todos los medios a nuestro alcance y sobre todo, disfrutémoslo".
El británico destacó la importancia en la elección de sus intérpretes, así como el extraordinario parecido del actor finlandés Elmer Bäck con el cineasta ruso. También recordó la gran habilidad de Eisenstein para hablar otras lenguas. “Podía bromear en seis idiomas distintos, tenía un gran sentido del humor y don de gentes”.
La cinta rodada durante tres semanas y media en Guanajuanto supuso un desafío para los actores, pero Greenaway no perdió la compostura. “Lo veías así de sonriente y con buenas maneras así fueran las 6:30 de la mañana o las 11 de la noche”, dijo Luis Alberti. El actor mexicano reconoció que fue un desafío trabajar con él. “Desde el casting me dijo lo que quería: mi mente, mi corazón, mi cuerpo desnudo y mi pene erecto”.