BERLÍN (Reuters) - Uno de los momentos que más hace reflexionar en el documental de la directora israelí Mor Loushy "Censored Voices" ocurre cuando un soldado que luchó en la guerra árabe-israelí de 1967 dice que la difícil situación de los refugiados árabes le recordó la de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
"Podía verme en esos niños en brazos de sus padres, como cuando mi padre me cargó a mí", dice el soldado no identificado en un audio del documental presentado en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
"Tal vez esa es la tragedia, que yo me identifiqué con el otro bando, con nuestros enemigos", continúa el soldado.
El testimonio del soldado, y de decenas más, fue grabado por los autores Amos Oz y Avraham Shapira tras la espectacular victoria contra unas fuerzas árabes muy superiores.
"Ellos (Oz y Shapira) sintieron cuando todos estaban bailando y celebrando, ellos sintieron que habían otras voces y todos los soldados que volvieron de la guerra están quebrados pero no hablan de ello", dijo Loushy, cuya película será estrenada en Israel en mayo, en una entrevista.
El libro basado en las grabaciones, "The Seventh Day: Soldiers’ Talk about the Six-Day War" ("El Séptimo Día: los soldados hablan de la Guerra de los Seis Días"), fue un éxito de ventas en Israel, pero Loushy dice que nunca fue la historia completa.
"Ellos comenzaron la idea de hacer estas conversaciones y les llevó dos semanas en 20 kibutz por todo Israel y luego quisieron publicarlas como un libro y la censura israelí censuró un 70 por ciento de lo que querían publicar (...) pero aunque fue muy censurada era una voz muy contra la guerra", dijo la directora.
El documental muestra a algunos de los ex soldados hoy en día escuchando lo que grabaron, pero a medida que se desarrolla la película las voces de hace casi 50 años no son identificadas.
En cambio, el espectador escucha el testimonio de un soldado mientras ve imágenes de archivo de la guerra y los días posteriores, intercaladas con noticias.
Lo que el documental muestra bien claro es que si bien los soldados creían que la guerra era justa, varios de ellos tenían dudas sobre expulsar a los árabes de Nablus y Yenín y tomar la ciudad vieja de Jerusalén, dándole al entonces secular Estado israelí acceso a importantes sitios religiosos.
"¿Estamos condenados a bombardear ciudades cada década con propósitos defensivos", pregunta uno de los soldados.
"Ellos sabían nuestro futuro en ese entonces", dijo Loushy. "Ellos sabían cómo esta guerra iba a complicar nuestra vida, ellos sabían entonces de este círculo sangriento del conflicto israelí-palestino si nos quedábamos en esos territorios", agregó.