Sitges (España), 7 de octubre, 2016 (EFE). A sus 87 años, con una larga carrera a sus espaldas, incluidas dos nominaciones al Óscar, el sueco Max von Sydow está más que satisfecho de su trabajo en el cine, pero considera que "el teatro es una experiencia más intensa que el cine para un actor".
Educado, con una modestia impropia de un veterano y respetado actor como él y con una dignidad equiparable a su altura —1.94 m— Von Sydow no dudó hoy en Sitges (noreste de España) en pedir perdón tras proclamar públicamente su amor al teatro por encima del cine.
En una rueda de prensa antes de recibir el Gran Premio Honorífico del Festival de Cine Fantástico de Sitges (noreste de España), el actor señaló que en el cine el rey es el director y el que controla el proceso, "mientras los actores trabajan dos semanas y no tienen influencia en el montaje ni en la postproducción".
Pero en el teatro, "los actores trabajan juntos con todo el personal que está en la producción y con el director, es una experiencia más intensa".
Aunque a la hora de destacar algo de toda su carrera, no duda en señalar los trabajos realizados con Ingmar Bergman, con el que colaboró tanto en teatro como en cine.
Los directores de cine no tienen tanto tiempo para trabajar con los actores como ocurre en el teatro, pero "con Bergman la experiencia fue diferente".
"Bergman procuraba estar muy cerca de los actores; tenía un sentido del humor sorprendente, pero maravilloso, y una risa muy característica", asegura Von Sydow, para quien trabajar con su compatriota fue una experiencia "compleja y enriquecedora" y se siente "afortunado por haberla vivido".
Se refirió en particular a su participación en "El séptimo sello" (1957), que no fue su primera película, pero sí la primera con Bergman, "algo que para un actor joven era importante" y además estaba basada en una obra de teatro del cineasta.
Inicialmente, el actor hacía un personaje "interesante, pero que no hablaba" y aceptó solo por el hecho de trabajar con Bergman, pero más adelante el director cambió de opinión y escribió diálogos para su personaje.
"Se rodó en el sur de Suecia a orillas del mar Báltico y no tuvo una producción fácil, porque era experimental y poco comercial, pero al final el éxito de 'Sonrisas de una noche de verano' animó a los productores a participar, y nunca pensamos que sería una película tan importante e influyente en la historia del cine".
Pese a su fructífera colaboración con Bergman, si tiene que elegir una películas de las más de 150 en las que ha participado, Von Sydow no duda en apuntar a la danesa "Pelle el conquistador" (1987), dirigida por Bille August y que se llevó el Óscar a la mejor película en lengua no inglesa además de una nominación para él.
"Me encantó el guión y la historia de 'Pelle el conquistador', basada en una novela danesa de finales del siglo XIX, que era la primera que dignifica a la clase trabajadora y quizá también una de las mejores novelas danesas, en el que interpretaba a un miserable, desgraciado pero a la vez maravilloso", explicó.
Aunque los cinéfilos más jóvenes le conocen por su participación en grandes filmes del cine fantástico como "The Exorcist", "Robin Hood", "Flash Gordon", "Conan the Barbarian" o el episodio VII de la saga "Star Wars",
Un cine, el norteamericano, que "no es necesariamente decepcionante, sino que depende de cada director. Si el director es bueno, inspira. En caso contrario, lo ideal es reunirse, hablar, revisar el guión, el material".
Y sobre su única experiencia como director, "Katinka" (1988), resaltó: "Disfruté mucho haciendo de director por una sola vez, pero fue circunstancial, pues nadie quiso convertir en película esta novela danesa que me impactó, pero yo no soy director de cine, soy un actor, y para ser director hace falta un talento especial, y es un trabajo complicado que lleva demasiado tiempo".