El cineasta alemán Wim Wenders se ha reinventado varias veces en su carrera. Ahora cumple 70 años, en medio de aplausos y haciendo gala de vigor creativo.
“No hay virtualmente otro cineasta cuyo nombre represente tanto como el suyo lo que en algún momento se denominó ‘nuevo' cine alemán”, escribió la ministra de cultura, Monika Grütter, en su mensaje de felicitación a Wim Wenders. El pasado 14 de agosto, el “maestro del cine de autor” celebra su septuagésimo cumpleaños.
Pareciera que los festivales, jurados, museos y cines se hubieran puesto de acuerdo este año para rendir homenaje al director alemán. La Berlinale le otorgó en febrero un Oso de Honor por su carrera. Su documental “La sal de la Tierra” fue nominado al Oscar. En marzo, el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedicó una retrospectiva. Desde abril, el museo Kunstpalast, de Düsseldorf, exhibe sus fotos. Y otra exposición se proyecta para septiembre en Berlín. Además se han publicado este año varios libros sobre Wenders, sus cintas más antiguas han sido restauradas y aparecerán en DVD. Y el maestro trabaja ya en un nuevo film.
Wenders está pues en la cúspide de su carrera. Eso no era necesariamente previsible hace unos años. Sus últimas cintas no tuvieron gran éxito comercial y la crítica no las trató muy bien. Pero este director se ha reinventado varias veces durante su trayectoria, sobre todo mediante sus documentales. Con este género ha logrado sus mayores éxitos de los últimos años.
Evolución constante
Pero eso no siempre fue así. El autor de “París, Texas” o “El cielo sobre Berlín” evolucionó constantemente desde sus primeros trabajos de fines de los años sesenta. El joven extremadamente tímido e introvertido que fuera uno de los precursores del “nuevo cine alemán” es hoy apreciado en todo el ámbito artístico internacional.
No es casual que su último documental, “La sal de la Tierra”, sobre el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado, se ocupe de la expresión fotográfica. Wenders, que es también un entusiasta fotógrafo, ha estado siempre abierto a otras artes. En documentales como “Buena Vista Social Club” o el dedicado al grupo BAP, se aproxima al tema de la música. “Pina” fue una reverencia a la coreógrafa Pina Bausch. La evolución del cineasta Wenders podría calificarse de consecuente.
Camino con altibajos
Siempre ha tenido gran sensibilidad para las composiciones de imágenes de todo tipo y para una estética bien reflexionada. Pero su carrera no ha estado exenta de altibajos. En sus películas de ficción, perdió en algún momento su ligereza, poco después del éxito del “El cielo sobre Berlín” y el fracaso financiero y artístico de “Hasta el fin del mundo”. A partir de entonces, sus cintas argumentales resultaron ciertamente interesantes, pero forzadas.
En el año en que cayó el Muro de Berlín, Wenders dedicó su atención a un diseñador japonés. La cinta “Yamamoto: apuntes sobre vestidos y ciudades” marcó el inicio de una segunda carrera. En adelante, el cineasta recorrió el mundo, absorbió todo lo que le interesaba y comenzó a ocuparse intensamente de los formatos documentales. Diez años más tarde triunfaba con su cinta sobre los músicos cubanos de Buena Vista Social Club.
El nuevo proyecto
No obstante, los temas de ficción siguen siendo los que más le interesan a Wenders. Y también estos le deparan éxito. “Every thing will be fine”, que tuvo su estreno mundial en la Berlinale de este año, fue muy bien acogida por la prensa especializada. Este relato sobre un escritor cuya vida se sale de su carril tras un accidente automovilístico, muestra nuevamente a Wenders en plena forma.
Actualmente, el director trabaja en una nueva película, basada en una obra literaria de la pluma de su amigo Peter Handke. En “Los hermosos días de Aranjuez”, un hombre y una mujer reflexionan sobre la vida. De seguro Wenders ha aportado también lo suyo a la base literaria, con la amplia experiencia de sus 70 años. DW.COM | 14.08.2015